La uva es uno de los primeros cultivos realizados por el ser humano para su consumo. Se conocen muestras de semillas cultivadas durante el período Neolítico en yacimientos arqueológicos de Suiza, Italia y tumbas faraónicas del antiguo Egipto. Los expertos localizan el origen del cultivo de la uva en las orillas del Mar Caspio, dispersándose hacia el resto de Europa a través del comercio del Mediterráneo. Las beneficios de las uvas y sus semillas son innumerables y se conocen desde hace miles de años.

En el cabello, los flavonoides presentes en la uva y sus derivados también tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios; además, aumentan la resistencia capilar mejorando así la circulación sanguínea.

Vasoprotector: Activa la microcirculación en el cuero cabelludo, por lo que regula la permeabilidad de los vasos, aumentando el riego sanguíneo.

Inmunoestimulante: Por su especial estructura química, puede atravesar las membranas celulares y actuar sobre el núcleo, protegiendo a las células del cuero cabelludo frente a los trastornos provocados por radicales libres o por enzimas que degradan las proteínas de su protoplasma.

Seborregulador: Por su naturaleza estrogénica actúa sobre los estados seborreicos del cuero cabelludo, al regular la actividad de las glándulas sebáceas.